La integración comercial y regional en Latinoamérica y el Caribe han sido objetivos constantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, o Banco) desde su creación. Si bien el Banco ha jugado históricamente un rol muy activo en los debates de política con los países y ha brindado asistencia en estos campos, nunca ha podido implementar un programa de financiamiento regional importante. De hecho, la cartera de comercio e integración se divide entre la parte no ligada a préstamos, liderada por el Sector de Comercio e Integración, y la parte de integración de infraestructura (donde se concentra la mayor parte de los préstamos), liderada por el sector de infraestructura. Sin embargo, esta cartera de préstamos está compuesta casi exclusivamente de proyectos nacionales generalmente sin beneficios regionales comprobados por encima de los meramente nacionales. La razón principal para la escasez de proyectos con beneficios regionales es que trabajar regionalmente está asociado a mayores costos de transacción tanto para el Banco como para los países, y el Banco continúa sin tener un instrumento de préstamo concesional. En el Acuerdo BID-9, el Banco ratificó a la integración regional entre sus prioridades, y le asignó una meta específica de financiamiento. Se le exigió a la Administración que elaborara una nueva Estrategia de Integración Regional y un Plan de Acción para guiar las acciones del Banco. La nueva Estrategia está basada en un profundo entendimiento de la esencia de los desafíos que plantea la integración regional y contiene un diagnóstico sólido y exhaustivo de las cuestiones comerciales en ALC. A pesar de que el diagnóstico de la integración de infraestructura y de los bienes públicos regionales es un poco más débil, la Estrategia continua siendo relevante para identificar los principales desafíos así como la evolución reciente del comercio internacional y la integración en ALC. Sin embargo, ni la Estrategia ni el Plan de Acción ofrecen demasiada guía, más allá de esbozar las ideas principales. A pesar de que en el primer borrador planteaba la necesidad de contar con instrumentos concesionales, la versión final propone una "combinación inteligente" (smart-mix) de los instrumentos existentes. La Estrategia no define claramente ni construye sobre las ventajas comparativas del Banco o la experiencia histórica de éste. La definición y clasificación de los "proyectos de integración regional" es confusa. Dependiendo de cuál sea la fuente empleada, los procesos de integración regional representan entre 0.6% y 25% de los préstamos del Banco en 2011. La línea de base para la meta de préstamos en el acuerdo BID-9 (10%) es poco realista dado el desempeño histórico del Banco, y proyectos sin ninguna conexión ya sea con la integración regional o con la Estrategia de Integración Regional son etiquetados como regionales. La estrategia y el plan de acción en esencia describen lo que el Banco está haciendo en lugar de proveer dirección o liderazgo estratégico. El Banco se encuentra ahora frente a una encrucijada. Existen distintas opciones dependiendo del apetito de riesgo de los Gobernadores y la voluntad de Latinoamérica y el Caribe para profundizar su integración regional. En vez de continuar con la presente estrategia de bajo riesgo y bajo rendimiento, los Gobernadores podrían decidir enfrentar los problemas que han impedido un programa de préstamos para la integración regional, incluyendo la provisión de acceso preferencial a los recursos para proyectos de integración regional en el marco de claras directrices de elegibilidad. En cualquier caso, la Administración debería revisar su sistema de clasificación de préstamos regionales y proveer una imagen más clara y transparente del trabajo real del Banco en esta área.Abstract: Trade and regional integration in Latin America and the Caribbean (LAC) have been constant goals of the Inter-American Development Bank (IDB, or Bank) since its inception. While the Bank has historically had a very active role in policy discussions with and technical assistance to countries on these issues, it has not had a substantial regional lending program in this area. Indeed, the trade and integration portfolio is divided between the nonlending part, mostly led by the Trade and Integration Sector, and the infrastructure integration part (where the bulk of the lending is concentrated), led by the infrastructure sector. However, this lending portfolio is composed almost exclusively of national projects with typically no proven regional benefits beyond the purely national ones. The main reason for the paucity of projects with regional benefits is that working regionally is associated with higher transaction costs for both the Bank and the countries, and the Bank still lacks a concessional lending instrument. Under the IDB-9 Agreement, the Bank reiterated regional integration as one of the priorities, attaching a specific lending target to it. Management was required to produce a new regional integration strategy and an action plan to guide the actions of the Bank. The new Integration Strategy has a thorough understanding of the nature of the challenges to regional integration and contains a complete and sound diagnosis of trade issues in LAC. Although the diagnosis of infrastructure integration and regional public goods is weaker, the Strategy remains relevant to identify the main challenges and the recent evolution of trade and integration in LAC. The Strategy and Action Plan provide little guidance, however, beyond outlining the main ideas. Although a first draft identified the need for concessional instruments, the final version proposed only a "smart mix" of existing instruments. The Strategy does not clearly define and build on the Bank¿s comparative advantage or record of past experience. The definition and classification of "regional integration projects" are confused; depending on the source chosen, regional integration projects represent between 0.6% and 25% of Bank lending in 2011. The baseline for lending in the IDB-9 Agreement (10%) is unrealistic given the Bank's historic performance, and projects without any connection with either regional integration or the Integration Strategy are being labeled as regional. The Strategy and the Action Plan mostly describe what the Bank currently does rather than provide strategic leadership or direction. The Bank is now at a crossroads. Different options are available depending on the risk appetite of Governors and the willingness of the LAC Region to advance toward regional integration. Instead of pursuing the current low-risk and low-payoff strategy, Governors may wish to tackle the problems that have precluded lending for regional integration, including providing preferential access to resources for regional integration projects with clear eligibility guidelines. In any case Management should revisit its classification system for regional lending and provide a more transparent and more accurate picture of actual Bank work in this area.